lunes, 1 de octubre de 2007

Segundo Acto...

"Vivir de una carrera como el Teatro resulta realmente complejo", comenta sin pelos en la lengua Ramón Griffero. Agrega que en este mundo no existen contratos estables y los canales generan los espacios justos para promover a los actores y actrices consagrados.
En rigor, las posibilidades de vivir de este arte son casi nulas. "El teatro no sólo es una forma de afiliarse en televisión, sino que además se debe establecer y remontar el teatro aficionado profesional", habla el actor.
Una visión más igualitaria exhibe Alfredo Castro, miembro del área dramática de TVN, para quien el panorama entre la antigua y la nueva hornada de artistas no es tan distante. "Quizás la cantidad de alumnos que entraba a estudiar en las universidades Católica y de Chile son la mayor diferencia, considerando, incluso, que en ese tiempo estudiar teatro era educarse para el hambre sin ningún tipo de estructuras, radio, televisión y compañías de teatro".
El actor explica que las actuales generaciones tampoco tienen estructuras preparadas para recibir a los artistas y las posibilidades se vislumbran en la medida que los profesionales generan sus propios grupos de trabajo, independiente de los organismos públicos, que son precisamente quienes deberían encargarse de organizar los espacios necesarios para el teatro.
Castro agrega que una sobrepoblación de actores sólo tendría efecto negativo en la medida que se termine el talento y que los jóvenes y las nuevas generaciones no participen de las artes. Un claro ejemplo, dice, es el Teatro a Mil, que es un hábito que se está formando con el apoyo de la gente que a diario participa de las diversas funciones y que se encarga de clasificar naturalmente los diferentes talentos.
Sobre la gran cantidad de actores y su incierto futuro laboral, Griffero dice: "los actores no estudian carreras de mercado y, por lo tanto, hay un espacio circunscrito para recibir una gran cantidad de gente, sin embargo, el artista eso lo sabe".
Las escuelas han aumentado veinte veces y los espacios para recibir a los artistas no incrementan su capacidad, sin embargo, Griffero explica que este aumento de profesionales existe en todas las carreras y más bien se trata de una crisis educacional en Chile.
Juan Ignacio Navarrete

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